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lunes, 22 de febrero de 2016

Simplemente pienso diferente.

          "Librepensador" fue un término acuñado a finales del siglo XVII. Establecía que la búsqueda de la verdad debía realizarse desde la capacidad lógica del pensamiento y no desde el establecimiento de dogmas por parte de una autoridad.

           Esta forma de pensamiento representó un rompimiento frente a la doctrina moral y teológica de la Iglesia: ya no se aceptarían las verdades establecidas por la autoridad religiosa, sino que cada quien quedaría en libertad de cuestionar las verdades hasta entonces inamovibles y de buscar la Verdad con sus propios esfuerzos, mediante la reflexión filosófica y el método científico.

         La Iglesia dejó de ser "Mater et Magistra", (Madre y Maestra) y en México esta forma de pensar desató las pasiones a lo largo del siglo XIX y principios del XX, cuando los jóvenes liberales se plantaron frente a la moral y a las "buenas costumbres" de la sociedad conservadora de aquél tiempo.

         Hoy en día, hay que aceptarlo: para el común de la gente, en gran parte llamados a sí mismos católicos,  la "opinión" de nuestra Iglesia es una entre muchas voces, a veces incluso, es considerada una voz desacreditada.

Hoy está de moda burlarse de las ideas "retrógadas" de la Iglesia.

Hoy está de moda ir en contra de una institución que ha "vivido de la ignorancia de la gente".

Hoy está de moda linchar públicamente a todos los clérigos, acusándolos de pederastas.

Hoy está de moda tachar a los "pro-vida" de hipócritas e insensibles.

         ¿No será que hoy la sociedad se basa en nuevos dogmas; ahora establecidos, no por la Iglesia, sino por los medios de comunicación, el gobierno y las estructuras supranacionales?

Dogmas que establecen que el valor del hombre radica en su capacidad de producir y de consumir.

Dogmas que establecen que todo es permitido, siempre y cuando no "hagas daño" a los demás.

Dogmas que rezan que cada uno puede tener su propia verdad y regirse por ella.

           Si es así, ahora yo reivindico mi derecho a pensar diferente, como antes lo reivindicaban los librepensadores.

Y es que hoy necesitas pensar diferente para escapar del consumismo inhumano que nos asfixia

Necesitas pensar diferente para no creer que todas las doctrinas son buenas en sí mismas.

Necesitas pensar diferente para tomar el Evangelio y regir tu vida con sus enseñanzas, aunque se burlen de ti.

          A la humanidad le urgen personas que piensen diferente, que vayan por el mundo pregonando que para ser libres nos liberó Cristo y que sólo en él encontrará descanso y rumbo esta civilización actual.

           Así que; ante un mundo que establece que el relativismo moral, la interrupción del embarazo, las preferencias sexuales alternativas y la muerte asistida son opciones para el hombre de hoy, yo reafirmo que soy moralista, dogmático y respetuoso de la vida en todas sus etapas. ¿QUÉ LE VOY A HACER?... ¡SIMPLEMENTE PIENSO DIFERENTE!

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