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jueves, 28 de julio de 2011

El papel de María en nuestra Redención


                En úlrimas fechas ha tomado fuerza la solicitud a Dios para que se declare el quinto Dogma Mariano: "María es corredentora, mediadora y abogada", rezando porque esta petición sea pronto una realidad, ofrezco una sencilla, pero sentida reflexión respecto al papel de Nuestra Madre dentro de nuestra Redención.

               Desde tiempos inmemoriales, la Iglesia, ha invocado a Nuestra Señora como “Corredentora”, título muy apropiado para ella, pues ella participó activamente en la redención realizada por Cristo, ya las Sagradas Escrituras mencionan que:

 “...Al llegar la plenitud de los tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estábamos bajo la ley, a fin de hacernos hijos suyos...” Gal 4,4-5
                En esta lectura, que podríamos equiparar a la cita de Jn. 3, 14-16 (“Tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo para que todo el que creyera en él, no perezca, sino tenga vida eterna...”) San Pablo pone énfasis en el papel de primer orden que juega María en el plan de Redención de Dios: Jesús ha venido a este mundo a redimirnos, y lo ha hecho naciendo de una Mujer...
                Y es que el papel de Nuestra Señora en nuestra Redención no es  para nada secundario, al contrario, ella es la protagonista principal, junto con su Hijo y Señor Nuestro, al punto de que sin ella, no se puede concebir la Redención.
                Lo encontramos en el relato del saludo del Angel a María:
“...Y entrando le dijo: ´Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo´, ella se turbó por estas palabras y pensaba que significaría semejante saludo, El ángel le dijo: ´no temas María, porque has hallado gracia delante de Dios, vas a concebir en el seno y darás a luz a un hijo a quien pondrás por nombre Jesús´...”  (Lc. 1,28-31)
                Este texto puede ser confuso, en un primer momento el Angel Gabriel nombra a María “la llena de gracia”, y unos versículos más adelante, le dice: “no temas, porque has hallado gracia delante de Dios”.  ¿Por qué le dijo esto, si bien sabemos que quien encuentra algo es porque lo ha perdido, o porque anteriormente no lo tenía?, y si María es “llena de gracia” como lo reconoce el Ángel, ¿cómo pudo haberla perdido de manera que la haya encontrado luego, delante de Dios?
                San Alfonso María Ligorio, en su hermosísimo libro: “Las glorias de María” (que por cierto, considero el libro más bello escrito sobre la Virgen María, a la par del “Tratado sobre la verdadera devoción a la Virgen María” escrito por San Luis María Griñón de Monfort)  nos da la explicación: “es que María halló gracia delante de Dios, pero no para ella, pues ella es la “llena de gracia”, sino que halló gracia delante de Dios para todos los hombres que la habíamos perdido por el pecado, por eso ella es Madre de la divina gracia”.

                Veamos pues, de qué forma María tuvo esa participación vital, en la obra de la Redención del  hombre:
                Hay que aclarar un punto muy importante: La  Redención obrada por nuestro Salvador, no se realizó únicamente con el sacrificio de Jesús en la cruz, no, todos los actos de Jesucristo (encarnación, nacimiento, vida oculta, predicación, milagros, y claro su pasión, muerte y resurrección), tienen un valor redentor infinito, de manera que uno sólo de ellos, hubiera sido suficiente para salvar a todos los hombres, como lo veremos más adelante.
                De tal manera que siendo redentora toda la vida de Nuestro Señor, también es corredentora toda la vida de Nuestra Señora, al punto que si San Pablo pudo escribir:
“...En efecto, así como por la desobediencia de un solo hombre (Adán), todos fueron constituidos pecadores, así también, por la obediencia de uno solo (Jesucristo) serán todos constituidos santos...” (Rom. 5,19)
                La Iglesia desde los primeros tiempos reconoció que la misma relación existente entre Adán y Cristo, también existe entre Eva, por quien entró el pecado en el mundo y María, por quien llegó también la salvación, Cristo el segundo Adán, María la segunda Eva, como dice el canto:
...La primera Eva, trajo llanto y frío
Mas tu “Ave” es río
Que hacia Dios nos lleva...


               Veneremos pues a nuestra Madre, ya que siendo la Madre de nuestro Redentor ha sido constituída por su Hijo la Medianera de todas las gracias y Corredentora.

Rafael Sosa

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