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jueves, 28 de julio de 2011

El papel de María en nuestra Redención


                En úlrimas fechas ha tomado fuerza la solicitud a Dios para que se declare el quinto Dogma Mariano: "María es corredentora, mediadora y abogada", rezando porque esta petición sea pronto una realidad, ofrezco una sencilla, pero sentida reflexión respecto al papel de Nuestra Madre dentro de nuestra Redención.

               Desde tiempos inmemoriales, la Iglesia, ha invocado a Nuestra Señora como “Corredentora”, título muy apropiado para ella, pues ella participó activamente en la redención realizada por Cristo, ya las Sagradas Escrituras mencionan que:

 “...Al llegar la plenitud de los tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estábamos bajo la ley, a fin de hacernos hijos suyos...” Gal 4,4-5
                En esta lectura, que podríamos equiparar a la cita de Jn. 3, 14-16 (“Tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo para que todo el que creyera en él, no perezca, sino tenga vida eterna...”) San Pablo pone énfasis en el papel de primer orden que juega María en el plan de Redención de Dios: Jesús ha venido a este mundo a redimirnos, y lo ha hecho naciendo de una Mujer...
                Y es que el papel de Nuestra Señora en nuestra Redención no es  para nada secundario, al contrario, ella es la protagonista principal, junto con su Hijo y Señor Nuestro, al punto de que sin ella, no se puede concebir la Redención.
                Lo encontramos en el relato del saludo del Angel a María:
“...Y entrando le dijo: ´Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo´, ella se turbó por estas palabras y pensaba que significaría semejante saludo, El ángel le dijo: ´no temas María, porque has hallado gracia delante de Dios, vas a concebir en el seno y darás a luz a un hijo a quien pondrás por nombre Jesús´...”  (Lc. 1,28-31)
                Este texto puede ser confuso, en un primer momento el Angel Gabriel nombra a María “la llena de gracia”, y unos versículos más adelante, le dice: “no temas, porque has hallado gracia delante de Dios”.  ¿Por qué le dijo esto, si bien sabemos que quien encuentra algo es porque lo ha perdido, o porque anteriormente no lo tenía?, y si María es “llena de gracia” como lo reconoce el Ángel, ¿cómo pudo haberla perdido de manera que la haya encontrado luego, delante de Dios?
                San Alfonso María Ligorio, en su hermosísimo libro: “Las glorias de María” (que por cierto, considero el libro más bello escrito sobre la Virgen María, a la par del “Tratado sobre la verdadera devoción a la Virgen María” escrito por San Luis María Griñón de Monfort)  nos da la explicación: “es que María halló gracia delante de Dios, pero no para ella, pues ella es la “llena de gracia”, sino que halló gracia delante de Dios para todos los hombres que la habíamos perdido por el pecado, por eso ella es Madre de la divina gracia”.

                Veamos pues, de qué forma María tuvo esa participación vital, en la obra de la Redención del  hombre:
                Hay que aclarar un punto muy importante: La  Redención obrada por nuestro Salvador, no se realizó únicamente con el sacrificio de Jesús en la cruz, no, todos los actos de Jesucristo (encarnación, nacimiento, vida oculta, predicación, milagros, y claro su pasión, muerte y resurrección), tienen un valor redentor infinito, de manera que uno sólo de ellos, hubiera sido suficiente para salvar a todos los hombres, como lo veremos más adelante.
                De tal manera que siendo redentora toda la vida de Nuestro Señor, también es corredentora toda la vida de Nuestra Señora, al punto que si San Pablo pudo escribir:
“...En efecto, así como por la desobediencia de un solo hombre (Adán), todos fueron constituidos pecadores, así también, por la obediencia de uno solo (Jesucristo) serán todos constituidos santos...” (Rom. 5,19)
                La Iglesia desde los primeros tiempos reconoció que la misma relación existente entre Adán y Cristo, también existe entre Eva, por quien entró el pecado en el mundo y María, por quien llegó también la salvación, Cristo el segundo Adán, María la segunda Eva, como dice el canto:
...La primera Eva, trajo llanto y frío
Mas tu “Ave” es río
Que hacia Dios nos lleva...


               Veneremos pues a nuestra Madre, ya que siendo la Madre de nuestro Redentor ha sido constituída por su Hijo la Medianera de todas las gracias y Corredentora.

Rafael Sosa

miércoles, 27 de julio de 2011

Cuando la devoción a la Eucaristía es un mal ejemplo para los demás.


El domingo pasado, 17° de tiempo ordinario asistí a una Misa en los Estados Unidos... yo vivo en una ciudad fronteriza con ese país y por motivos familiares tuve que quedarme el fin de semana entero y por ende, asistir a una parroquia con Misa en español.
                Debo decir que me sorprendió gratamente la manera en la que en esa comunidad se celebra la Liturgia de la Palabra, respetando los debidos silencios sagrados antes de iniciar la celebración, después de cada una de las lecturas y la forma en la que el sacerdote dirigió una homilía breve (15 minutos apenas) pero muy edificante y espiritual. Realmente se creó un ambiente que favorecía la escucha de la Palabra de Dios.
                Todo iba perfecto hasta que entramos a la Liturgia de la Eucaristía: al llegar el momento de la Plegaria Eucarística, yo estaba listo para ponerme de rodillas en cuanto iniciara, consciente de que en Estados Unidos se tiene la dispensa de la Santa Sede que les permite a los fieles mantenerse de rodillas durante toda la Plegaria Eucarística y no sólo durante la Consagración, como sucede en la mayoría de los países del mundo.
                Así pues, cuando después de la aclamación del Santo inició la Plegaria Eucarística, me puse de rodillas, junto con mis hijos pequeños, pero, ¡cuán enorme fue mi sorpresa cuando me di cuenta de que NADIE (y lo digo con todas sus letras ¡ N A D I E ¡) de los que asistían a la celebración se puso de rodillas, ¡ni uno sólo!, todos permanecían de pie, pensé que se arrodillarían al iniciar la consagración como exige el rito en la mayoría de los países en los que se celebra el rito latino, pero todos sin excepción ignoraron olímpicamente la norma litúrgica que establece la Instrucción General para el uso del Misal Romano (IGMR) que es uno de los documentos litúrgicos escenciales en la Iglesia Católica, en su número 43:  “...estarán de rodillas (hablando de los fieles), a no ser por causa de salud, por la estrechez del lugar, por el gran número de asistentes o que otras causas razonables lo impidan, durante la consagración.”
            Mis pobres hijos, no sabían que hacer en ese momento, se sentían totalmente fuera de lugar, debo decir que en cierta forma yo también me sentía incómodo por la situación, sentíamos las miradas de los demás sobre nosotros de alguna manera recriminándonos el actuar de una forma diferente, recordé que la misma IGMR en su número 42 nos dice: “La uniformidad de las posturas, que debe ser observada por todos participantes, es signo de la unidad de los miembros de la comunidad cristiana congregados para la sagrada Liturgia: expresa y promueve, en efecto, la intención y los sentimientos de los participantes” Sí es verdad, pero la uniformidad de posturas se debe de dar respecto a las posturas que manda la misma IGMR, en definitiva, si vamos a uniformar nuestras posturas y movimientos, que sea para lo bueno, no para lo malo, claro que no estaba dispuesto a mantenerme erguido mientras se obraba el milagro de milagros en frente de mí y de mis hijos y menos cuando las mismas rúbricas instruyen que en ese momento los fieles deben permanecer de rodillas.
                En fin, permanecimos de rodillas mientras duró la consagración (como estamos acostumbrados nosotros en México) terminada la cual, nos pusimos de pie para volver a estar en concordancia con el resto de la asamblea. Ya no nos quedamos de rodillas (como era mi intención) durante toda la Plegaria Eucarística.

                Por mi parte me sentía muy molesto por ver la falta de reverencia de esa comunidad ante el Señor, ninguna de las razones que dispensan de la práctica de arrodillarse y que hemos visto más arriba estaban presentes y aunque en el templo no había reclinatorios, eso nunca ha sido una excusa válida para no arrodillarse.
                 En este caso es inadmisible según mi parecer argumentar la fuerza de la costumbre, las normas son claras y simplemente no me cabe en la cabeza, actuar de esa manera muestra en suma, o una gran ignorancia, o una gran falta de fe en la Presencia Real de Nuestro Señor Jesucristo en el Santísimo Sacramento.
                Pero mi molestia y asombro no pararían ahí...
                Llegada la hora de la comunión, nos formamos en la fila, comulgamos y hacemos lo que normalmente hacemos todos los católicos (bueno, debo corregir, "casi todos los católicos"): vamos a nuestro lugar y nos arrodillamos para pasar unos momentos de intimidad con el Señor, no me había percatado que nuevamente, ninguno de los asistentes que ya habían comulgado se habían arrodillado puesto que tenía los ojos cerrados, de pronto creo que el sacerdote celebrante ya no pudo aguantar más y se acercó a mí, para indicarme que me pusiera de pie... ¡qué puedo decir!?!?!?!? ¡El padre, se tomó la molestia de ir a levantarme yendo hasta mi lugar!, (obviamente lo que estaba haciendo era algo que ni siquiera era tolerable para él) Inmediatamente me puse de pie, no era un momento para discutir lo que se debe o no se debe hacer en misa, y al ponerme de pie, me di cuenta que toda la asamblea continuaba de pie.
                Bueno, estoy de acuerdo que el Misal Romano no dice expresamente que después de la comunión deba uno ponerse de rodillas, pero... si estamos en el momento de oración personal más intenso de la celebración, y siendo la postura de rodillas, la que mejor expresa y propicia este ambiente de recogimiento y adoración que se espera de este momento ¿no es este un momento adecuado para estar de rodillas contemplando y adorando a Jesús que ha venido físicamente a morar en mí?
                En fin... continuamos la celebración y como broche de oro, al terminar la misa noté que quien estaba purificando los vasos sagrados recién utilizados en la Misa... era un ministro extraordinario de la Comunión.
Es verdad que el Código de Derecho Canónico establece que un ministro extraordinario de la Sagrada Comunión, en caso de necesidad puede realizar las funciones propias de un acolito (entendiendo por acólito al varón que ha recibido la orden menor del acolitado) entre ellas la purificación de los vasos sagrados, (Canon 230,3) pero el de esa ocasión no era un caso de verdadera necesidad, no era un número enorme de vasos sagrados (apenas 3), sino que se le delegó esa responsabilidad al ministro extraordinario de la Comunión sólo por comodidad del celebrante.

Salí de esa misa, la verdad con un sentimiento difícil de describir: después de presenciar una Liturgia de la Palabra muy profunda y bella, me encuentro con una asamblea que ha perdido totalmente el sentido de lo sagrado.

Quiero dejar claro que de ningún modo estoy generalizando, diciendo que es un problema de una diócesis, un país o una cultura, claro que no, de hecho, yo y otros amigos hemos tenido la oportunidad de asistir a otras parroquias de esa diócesis en las que se respetan las normas litúrgicas, (de hecho esta ha sido la una parroquia en la que he vivido una situación así). 
  Ahora tengo un problema: En caso de volver a la parroquia en cuestión sería para mí algo inadmisible permanecer de pie durante la Consagración si no hay una verdadera razón para no hincarme y por otro lado, no quiero tampoco dar la impresión de que hago mi santa voluntad yendo contra lo que la asamblea normalmente hace con la anunencia de su párroco. En definitiva, la única salida que resuelve ambos conflictos es buscar otra parroquia donde asistir, seguro que encontraré fácilmente una parroquia en la que el cumplimiento de las normas litúrgicas y la devoción a la Sagrada Eucaristía no sea vista como un mal ejemplo para los demás...
 

martes, 26 de julio de 2011

¿Por qué mueren los amigos?

                 El día de hoy, una gran amiga, me escribió: una compañera de ella en la universidad tuvo un accidente y sufrió un derrame cerebral que al cabo de unos días finalmente terminó con su vida, apenas en plena juventud.

                 He querido subir como una "flecha de la Inmaculada" la carta que le envié, porque estoy seguro que muchas personas estan en una situación similar, o se cuesitionan el por qué Dios permite el sufrimiento en esta vida.     

                Siempre será triste la partida de un amigo, y más si es joven. La realidad de la muerte es lo único que tenemos seguro en esta vida, sin embargo, siempre pensamos que llegará cuando seremos viejos, llenos de nietos y cuando hayamos colmado nuestros días.

                La vuelta al Padre de alguien joven, choca contra nuestra idea original de lo que es la vida: “¿cómo puede ser posible que muera un joven lleno de futuro, con toda la esperanza de vivir a cuestas, si sus ojos brillaban con la luz del entusiasmo y la ilusión de lo que había de venir?” y sin embargo hay ocasiones en las que Dios decide llamarlo para estar con él.

                De inicio no lo entendemos y volteamos al cielo en busca de respuestas, queriendo encontrar el por qué de esa partida... y las respuestas, no están... al menos aquí en esta vida no están, fuimos hechos para vivir y la muerte nos angustia, pero solamente del otro lado de la cortina podremos ver realmente las cosas tal y como son.

                Me gusta pensar que ahora vemos el bordado que va haciendo Dios de nuestra vida, pero lo vemos por el lado de atrás, sólo vemos los nudos y a veces alcanzamos a ver algunas figuras desdibujadas aunque casi siempre vemos mezclas de colores sin forma, pero cuando nos toque partir y estar con el Señor en su reino, podremos ver el bordado de nuestra vida y de toda la historia del mundo, ahora sí por el lado derecho, por el lado que lo ve Dios, y podremos observar entonces toda su belleza: los dibujos, los colores y los paisajes que, mientras estábamos en la tierra, no les encontrábamos ningún sentido: “¿por qué la muerte?, ¿por qué la enfermedad?, ¿por qué el sufrimiento?” entonces lo entenderemos todo y todo tendrá sentido, por ahora sólo nos toca confiar en que nuestro Padre sabe lo que es mejor para nosotros y permite que sucedan estas cosas, aunque ahora nos llenen de dolor. Alaba y da gracias a Dios por su voluntad, aunque no la entiendas ahora.
                 

                Dios nos dijo, “estén alertas, porque no saben a qué hora vendrá el Hijo del Hombre” ni tú ni yo tenemos la vida segura, al contrario, la experiencia de que un amigo muera, nos muestra con toda su crudeza lo frágil que resulta nuestra existencia, como dice el salmo: “nuestra vida es tan breve como un sueño, semejante a la hierba que despunta y florece en la mañana y por la tarde se marchita y se seca”. Por esa razón no debemos apegarnos a esta vida, porque nuestra verdadera vida es otra, y debemos, no sólo estar preparados, sino además, desearla con toda el alma, porque nuestra casa está allá, no aquí. Vivamos como quien está sólo de paso, sin entretenernos en las cosas que vamos encontrando en el camino.

                Tu amiga está esperando tus oraciones, las necesita para que Dios perdone lo que pudo haber hecho en esta vida y que quedara por pagar, tu muestra más grande de amor y de amistad a ella, deberá ser rezar por su descanso, y cada misa, cuando el Señor se ofrezca en sacrificio al Padre por nuestra salvación, pon su alma en su corazón traspasado de amor, y pídele que la tenga para siempre con él, gozando de su presencia, para que un día, tú y ella, puedan reunirse otra vez, pero ahora para siempre, en la casa eterna de nuestro Padre.

lunes, 25 de julio de 2011

El día de los abuelos

Hoy es 26 de julio, celebramos en la Iglesia la festividad de San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen María y por consecuencia, abuelitos de Jesús.
El protoevangelio de Santiago recoge algunos detalles respecto al nacimiento de Nuestra Señora (éste es un libro apócrifo escrito alrededor del año 150, recordemos que por la poca fiabilidad de sus escritos, en algunas ocasiones llegando al límite de la fantasía, los libros apócrifos fueron desestimados como Palabra de Dios y no se integraron al canon bíblico, sin embargo algunos detalles incluidos en ellos, pueden darnos alguna referencia, ya que recogen algunos datos fidedignos y basados en tradiciones verdaderas, aunque sea difícil determinar qué elementos son ciertos y qué elementos son fantasía).
Nos relata el libro antes citado cómo San Joaquín y Santa Ana no habían podido tener hijos, ante tal situación (debido a que entre los judíos la falta de descendencia era considerada como una prueba de desaprobación por parte de Dios) Joaquín y Ana imploran al Señor que levantara la maldición de la esterilidad que los mantenía sin descendencia, prometiendo que el hijo que les diera lo consagrarían a su servicio.
Sus plegarias fueron escuchadas y un día Santa Ana recibe la visita de un ángel que le anuncia: “Ana el Señor ha visto tus lágrimas; concebirás y darás a luz, y el fruto de tu seno será bendecido por todo el mundo...”
Sea fidedigna o no esta historia, la Tradición de la Iglesia (tanto en Oriente como en Occidente) ha reconocido desde antiguo en estos dos santos a los padres de nuestra Señora, celebrando su fiesta el día 26 de julio.
Motivo por el cual se consideran patronos de los abuelos, y por ende este día reconocemos el valor fundamental que tiene dentro de la familia la figura de esos “cómplices” de los pequeños.
Hay un dicho que reza que “los extremos se tocan”, y en la relación entre nietos y abuelos parece demostrarse la verdad de esta afirmación. ¡Es increíble la fuerza del cariño que existe entre ambos!  y que crea a veces un contrapeso respecto a la figura de los padres que a veces estamos obligados a mostrarnos duros e inflexibles ante nuestros niños en pos de su educación, mientras los abuelos (consentidores y permisivos) son el lado amable y bondadoso de la figura paterna... y materna.
No son pocas las veces en la que el padre le recrimina al abuelo el dejar que el niño “se salga con la suya”  sobre todo porque recordamos que cuando fueron nuestros padres, esos abuelos consentidores de hoy eran inflexibles con nosotros y queremos verlos iguales con nuestros niños... “los niños son amansa abuelos” dice el refrán y es verdad, la función de los abuelos ya no es educar a los nietos, eso nos toca a nosotros los padres, ellos deben ser la imagen amorosa de un Dios paciente, que los acoge siempre y que los ama incondicionalmente entendiéndolos y aceptándolos como son; ellos son la memoria y la dignidad del pasado y del presente, expresados en el amor de un abrazo , un consejo o una maravillosa historia contada entre dulces, galletas y chocolate.
¡Dichoso el niño que tiene a sus abuelos!, yo tuve la gracia de conocer a mis dos abuelos paternos, Dios los tenga en su gloria y pueda verlos de nuevo en el cielo... aunque no me corre prisa por lo pronto, pido constantemente por mi abuela materna que aunque no la conocí debió ser una santa por la forma en la que educó a mi madre, ¡cómo les quisiera dar un beso!... algún día.
Mientras tanto, mis hijos tienen la dicha de tener todavía a tres de sus abuelos, a quienes quieren como enanos, Dios quiera que pasen mucho tiempo con ellos todavía, pues son los abuelos la clara referencia del valor de la sabiduría, del trabajo, del cariño incondicional, y del desgaste generoso por los demás día con día.
¡Dios bendiga a los abuelos!

La molestia de que nos critiquen

A mí me ha pasado muchas veces, y puedo asegurarte que también a ti... éstamos haciendo algo que creemos que sabemos hacer y que estamos haciendo bien, y luego viene alguien que critica nuestro trabajo, o que nos comenta que está bien lo que hacemos, pero que estamos cometiendo algún error que que no habíamos percibido... o incluso, ni siquiera nos lo comenta a nosotros, sino que nos damos cuenta que lo anda diciendo por ahí... a nuestras espaldas.

La critica al trabajo propio, nunca será cómoda, la verdad en un primer momento molesta mucho, aunque sea hecha con buena intención, en el fondo es que  nadie nos gusta que nos hagan ver nuestras deficiencias y menos en público.

El hecho de que haya molestia de nuestra parte ante una crítica o incluso que no aceptemos una critica a nuestro trabajo es una muestra de falta de humildad por parte nuestra... para explicarlo de una manera clara pondré un ejemplo:

Vamos a suponer que estás en el coro parroquial cantando y alguien te dice que estás cantando mal, que mejor bajes la voz en determinado lugar del canto en el que te estás equivocando, obviamente te sentirás mal y tal vez incluso llegues a pensar que esa persona muchas veces en otras ocasiones se ha equivocado y nadie le ha dicho nada, o que cantas mejor que esa persona para que ahora venga  a decirte que no estás cantando bien... ¿quién se cree?

Ahora supongamos que la persona que se acerca a decirte que estás cantando mal es... Plácido Domingo, claro que en un primer momento te sentirás avergonzado, mas que nada, pero aceptarás la critica y tal vez le pedirás algún consejo para mejorar, y todo porque reconoces que él es toda una autoridad en la materia del canto. Reconoces una superioridad de él frente a ti en ese tema.

Son dos casos extremos, pero nos ayudan a entender lo que sucede internamente cuando no aceptamos una crítica: en principio aceptamos la crítica solo si viene de personas que consideramos superiores a nosotros.

Por esa razón, ¡cuidado! si generalmente no aceptamos las críticas que recibimos, ¿no será porque nos creemos superiores a los demás como para que nos anden criticando? analicemos nuestra humildad.

Vemos ahora la otra cara de la moneda, quien critica lo hace por dos razones: o porque cree que puede aportar algo positivo a la otra persona... o critica sólamente por molestar y por envidia. Si nos vemos en la posición de ser nosotros los que critiquemos, analicemos primero si nuestra intención es aportar algo, debemos ser muy cuidadosos en la crítica que hagamos, recordemos que es una medicina de sabor amargo y que a nadie le gusta que lo critiquen; hagámoslo con caridad y en privado, como dijo el Señor: "cuando corrijas a alguien hazlo primero en privado" .

Ya sea que nos toque ser criticados o bien que vayamos a criticar el trabajo de alguien tomemos en cuenta estos puntos antes de rechazar o realizar una crítica, una buena dosis de humildad en ambos casos sería muy benéfica para hacer de la critica (recibida u ofrecida) una oportunidad de crecer... en un ambiente de fraternidad y caridad.

jueves, 21 de julio de 2011

Esposa del Espíritu Santo

“El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra” (Lc. 1, 35)…

                Es el Amor perfecto, la Virtud del Altísimo, Dedo de la diestra del Padre, todo Santo, Gracia Increada… y sin embargo se recrea en ti, esperando el momento del “Fiat”, el “hágase en mí según tu palabra” para descender de su trono en el alto cielo y cubrirte con su sombra, humilde nazarena.

                Quien se sienta en un trono rodeado de querubines haya sus delicias en tu corazón, y el Santo Amor te ama con amor nupcial para engendrar de tu carne al Verbo increado, oh grande misterio: todo un Dios cautivado por la hermosura de su esclava que cuanto más humilde, más amada.

                “El rey está prendado de tu belleza”  ( Salmo 45 ) María, y tú, la más hermosa de nuestra estirpe has sido elegida para ser Santuario y Sagrario del Espíritu, cielo y tierra esperan trémulos tu respuesta: se calla mar, se asoman las nubes, la creación entera aguarda y a tus palabras desciende el Divino Esposo a colmarte de su infinito amor, ¡oh grande maravilla! El Dios eterno vive en el tiempo y a quien los cielos no pueden contener se encierra en tu seno.

                ¡Que bella eres amada mía, que bella eres!”, “me robaste el corazón, amada mía, con una sola mirada tuya” dice el amado del cantar de los cantares y en ti se cumple Señora, o ¡Hija del Padre!, ¡Oh Madre del Hijo!, ¡Oh Esposa del Espíritu Santo!, desciende a ti, no como viento impetuoso y fuego arrasador de Pentecostés, sino como brisa suave que en tu alma se deleita cantándole al corazón, todo quietud: “no despierten a mi amor, hasta que ella quiera”

Las bodas se han celebrado,
y por los siglos serás bendita,
desposada con el Santo Espíritu
del Verbo has quedado encinta.

                Te rogamos nos alcances del Eterno lo que a ti: que por obra del Santo Espíritu, podamos engendrar en nuestra vida al Dios Hijo, Nuestro Señor y que encarnado en nosotros se haga presente en el mundo por nuestras obras. A ti lo pedimos, de ti lo esperamos. Virgen desposada, esposa amante y amada, Oh dulce Virgen María.

POESÍA A LA VIRGEN... COMPUESTA POR EL DEMONIO

            En 1823 en Ariano de Puglia, provincia de Avellino (Italia), un niño de doce años, analfabeta, fue poseído por el demonio. Después de un largo camino, se recurrió a los exorcismos.
           
            Dos célebres predicadores, los padres dominicos Gassiti y Pignataro, le ordenaron a Satanás, en nombre de Dios, probar teológicamente, con un soneto de rimas obligadas, la Inmaculada Concepción de la Virgen, cuestión muy debatida en esos tiempos.

            El pequeño endemoniado pronunció el siguiente soneto:


Verdadera madre soy yo de un Dios que es Hijo
Y soy su hija, aunque también su madre;
Ab eterno nació él y es mi hijo,
En el tiempo nací yo, pero le soy madre.

El es mi creador y es mi hijo
Soy su creatura y le soy madre
Fue prodigio divino el ser mi hijo
Un Dios eterno que me tiene por madre.

El ser casi es común entre madre e hijo
Porque el ser del hijo tuvo la madre
Y el ser de la madre tuvo también el hijo.

Pues si el ser del hijo tuvo la madre
O se dirá que fue manchado el hijo
O sin mancha tiene que ser la madre.


            Treinta años después, en 1854, Pío IX promulgaba solemnemente el dogma de la Inmaculada Concepción.

            En el mismo año le presentaron al “Pontífice de la Inmaculada” el soneto improvisado... en el infierno en honor a María. Quedó conmovido y maravillado por los versos tan teológicamente exactos, compuestos por el singular poeta.

                Tomado del libro: “EL DIABLO... existe y se puede reconocerlo” de Monseñor Corrado Balducci: quien a su vez lo tomó de la revista el amigo del pueblo (Chieti , 1, 1949,1, 1955, XXXIV, 3) y de “La voz de Pío IX” (Roma, 1, 1955,II,12):

jueves, 7 de julio de 2011

Una asamblea que no canta... y un coro que no deja...

Ayer que reflexionábamos respecto a la necesidad y la urgencia de una formación adecuada para el grupo de cantores, llegó a mi mente el siguiente cuestionamiento: “¿por qué es únicamente el coro quien necesita formación litúrgica, bíblica, espiritual y doctrinal?” Es verdad que el grupo de cantores es quien dirige el canto en la asamblea litúrgica, pero, su función NO ES CANTAR PARA SER ESCUCHADOS, sino cantar para SOSTENER EL CANTO DE LA ASAMBLEA.
                “Cantar es propio del que ama”, decía San Agustín (Sermón 336) todo ser humano que se ha enamorado siente la necesidad de expresarlo de la manera más hermosa que conoce: El canto;  y siendo pues el amor a Dios el primer y más grande mandamiento, cantar a Dios “sobre todas las cosas” debería ser la consecuencia natural y sencilla del amor que todo cristiano siente en su corazón.
                Por tal motivo, no sólo para los cantores son las palabras de este blog, sino para todo cristiano, todo enamorado de Cristo debe ser diestro en la escuela del canto, para gozar más plenamente de nuestra fe, contagiarla a los demás y edificar con ese canto la comunidad de creyentes.
                Éste, hermano cantor, es uno de los primeros errores de nuestro ministerio: creer que el canto es exclusivo del coro, robándole a la asamblea su derecho y deber de alabar a nuestro Dios. Preocupados más por el aspecto musical de nuestro servicio, estamos en permanente búsqueda de nuevos cantos para ampliar nuestro repertorio, buscando nuevos instrumentos para agregar en el ensamble musical, componiendo nuevos acompañamientos, rebuscados arreglos y hermosas armonías a dos, tres, cuatro o más voces, que terminamos haciendo de la misa de nuestra comunidad un concierto en el que nos preocupa más la interpretación de nuestro coro, que la participación de la asamblea… y la asamblea se queda muda… ¿qué más puede hacer si nunca ha oído el canto de entrada, ni se lo han enseñado? porque el coro, en su afán por estrenar nuevos cantos, saca un nuevo canto cada domingo.
El canto litúrgico pertenece a la asamblea, no al coro, el coro únicamente sostiene el canto del pueblo de Dios, el músico o cantor, que no entiende este principio, debería dedicarse a otra cosa, pues nuestra Iglesia no es un escenario para “artistas ávidos de público”.
Pregúntate qué tanto canta la asamblea a la que sirves y tendrás un buen termómetro de tu eficacia como cantor.
De tal manera que somos todos: tanto coro, como asamblea reunida; quienes debemos aprender el arte del canto litúrgico; unos, porque no damos espacio a la participación de la asamblea y otros, porque acostumbrados a que el coro sea el único que canta, hemos dejado de cantar… ambos necesitamos redescubrir el canto litúrgico.
Cualquier comentario o duda respecto a este o a otros temas relacionados a nuestra fe, comunícate conmigo a la dirección de correo Rafael.sosa@ruba.com.mx

miércoles, 6 de julio de 2011

¿Por qué un Blog para coros católicos?

¿Qué es lo que hace a una persona iniciar un blog para coros católicos?...

Existe una necesidad apremiante en nuestros coros de recibir una adecuada formación para realizar su ministerio... El coro tiene la peculiaridad de ser un grupo apostólico muy muy muy atractivo. La música siempre será una herramienta poderosa para llegar al corazón del ser humano: ¿a quién no le gusta la música?  Especialmente entre los jóvenes, nunca faltan los grupos musicales juveniles en las parroquias, en los cuales los jóvenes aprenden a convivir y aprenden además los rudimentos del canto o de la interpretación de algún instrumento musical.

Posterior a la reforma litúrgica del Vaticano II, y una vez que se abrió la posibilidad a utilizar, además del órgano de tubos, instrumentos autóctonos para el acompañamiento del canto en las celebraciones litúrgicas (Constitución Sacrosanctum Concilium n. 120); empezaron a multiplicarse grupos musicales que con muy buena voluntad, realizaban, y más ahora en nuestros días, realizan esta función litúrgica.

Sin embargo, es común encontrar en estos grupos personas que aunque con buena voluntad carecen de la más básica formación cristiana y litúrgica: algunos están porque tan sólo les gusta la música y encuentran en el coro (y lo que es peor, en la Santa Misa) un escaparate para dar a conocer su talento artístico; otros, porque está la chica a la que están pretendiendo; otros más, aunque movidos por un genuino amor a Dios, no conocen el ABC de la liturgia católica y creen que cualquier canto espiritual puede servir en la liturgia.

En fin, que aún siendo un grupo muy atractivo para la mayoría de las personas, es uno de los grupos en los que (salvo honrosas excepciones) menos formación existe, porque se llega a pensar que la única formación que requieren los integrantes de un coro es exclusivamente musical.

Por esta razón es imprescindible que un coro reciba una completa formación espiritual, bíblica, doctrinal y litúrgica. Pues no es un grupo musical cualquiera: es una comunidad cristiana llamada a servir a Dios y a la Iglesia mediante el canto, y si esa función se realiza dentro de la liturgia, más grave se hace ese compromiso al formar parte integral del culto público que realizamos como Iglesia a Dios.

Sin embargo no siempre se tienen los recursos para proveer de esta formación, a veces es el mismo coro quien, viendo la necesidad de formarse, busca de aquí y de allá materiales para su estudio, y avanzan a veces de manera autodidacta en el camino del servicio litúrgico.

Nuestro interés es proveer poco a poco y a manera de cápsulas, material para el crecimiento de los coros, si al menos a un hijo de Dios le es provechoso este material para ser más consciente de la manera en la que el canto y la música sirven a la asamblea reunida y cómo sacar mayor provecho espiritual de su participación en la Sagrada Liturgia, nos daremos por satisfechos.      

   

Presentación

¡Qué tal! si has entrado en este blog es porque eres miembro de un coro católico, o bien sientes interés y afinidad en la labor que los coros realizan dentro de la litúrgia de nuestra Iglesia, sea cual fuere la razón, te doy la bienvenida, esperando en el Señor que este sitio, sea de utilidad para ti y para tu labor apostólica.


Soy Rafa y he dirigido el coro de mi parroquia durante 25 años, y durante todo este tiempo ha tenido un sinnúmero de experiencias positivas y negativas, pero didácticas todas, que tal vez te sean de utilidad si estás iniciando en este camino y tienes interés de que tu coro sea lo que está llamado a ser: una comunidad de formación espiritual y litúrgica para sus miembros y para la comunidad a la que sirve.


No obstante la experiencia adquirida, seguramente tendré errores, que agradecería infinitamente me los hicieran saber para corregirlos a la dirección de correo rafistronic@hotmail.com


Nuestra Iglesia nos ha pedido a todos los cristianos colaborar activamente en la evangelización de todos los ambientes humanos, la red es uno de ellos y desde aquí quiero aportar mi pequeño granito a nuestra labor evangelizadora como Iglesia de Cristo.

A Nuestra Señora María de Guadalupe, encomiendo este trabajo, que ella lo proteja y guíe; a nuestro Papa, Benedicto XVI, manifiesto mi incondicional adherencia y cariño; al Santísimo Sacramento dedico este esfuerzo. Que sea de provecho espiritual para el que lo escribe y para el que lo lea... en en Nombre del Señor... ¡comenzamos!